Reflexión del Mensaje de noviembre 25 de 2019 desde Medjugorje P. Verar
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, amen.
Aquí estamos, hoy dos de abril, en el monte donde Nuestra Señora cientos y cientos de veces, el segundo día de cada mes, se le apareció a nuestra Mirjana.
Hoy todo está en silencio, alrededor del mundo, todos estamos rezando por las intenciones que Nuestra Madre nos pidió que oremos, estamos rezando por aquellos que aún no conocen mucho de Dios, de Su Amor.
Ella nunca llamo a las personas no creyentes, solo aquellos que aún no conocen Su Amor, y el amor de Su Hijo.
Es por eso que hoy de una manera especial estamos orando por la humanidad, estamos rezando y unidos contigo, quizá Nuestra Señora escuche el llanto de sus hijos, que quizá verdaderamente seamos capaces de ser apóstoles de su amor.
Todos estos años, 39 años, más de 39 años, Ella ha estado hablándonos, nos ha estado implorando, nos ha estado rogando que volvamos a Su Hijo, que volvamos al Amor; y esta vez no es diferente.
Ella nos formó, nos educó, Ella nos crio, y ahora podemos ser apóstoles de Su Amor.
Es tan importante leer el mensaje del 18 de marzo que le dejó a Mirjana, cuando le dijo que no se le aparecería más el día 2 de cada mes: quiero decir, ahí Ella nos llama a Su Amor, nos dice:
“Queridos hijitos, no pueden ser felices si no se aman unos a otros, si no tienen amor en cada situación, en cada momento de sus vidas…” Es por ello que estamos aquí, para orar por tener amor en cada situación, en esta situación, difícil situación, dolorosa situación, y en cada momento de nuestras vidas.
Es por eso que Nuestra Señora también nos dice “Mis hijitos, en momentos de inquietud y renuncia, solo busquen el rostro de Mi Hijo. Solo vivan sus palabras y no teman. Oren y amen con sentimientos sinceros, con buenas obras, y ayuden a que el mundo cambie y Mi Corazón triunfe.
Como Mi Hijo, yo les digo que se amen unos a otros, porque sin amor no hay salvación…”
Madre de Amor, Reina de la Paz, te imploramos desde nuestros corazones que la paz y el amor fluyan en el mundo entero.
Madre de Misericordia, Reina de la Paz, te rogamos por toda la raza humana.
Ave Maria, llena de Gracia, por favor ayuda a salvar a la humanidad.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.